Agresividad canina: causas y consejos para corregirla

Agresividad canina: causas y consejos

Los perros son instintivamente agresivos, pero su agresividad no es un fin en sí mismo ya que ésta le sirve para cazar otros animales (para conseguir comida) y para defender el territorio y a su manada. Es precisamente por su capacidad para defender su propiedad y a los suyos que los hombres se decidieron a domesticarlos.

Agresividad ritualizada

En general la agresividad entre congéneres de misma especie está ritualizada. Esto quiere decir que antes de llegar a la pelea los perros adoptan actitudes y posturas características dirigidas a informar al oponente de su intención de evitar la confrontación física y las consecuencias que éstas acarrearían. Aunque hay veces que los animales no se contentan solo con desafiarse con los comportamientos. 

Es importante recordar que el perro cuando muestra su comportamiento agresivo siempre sigue la misma secuencia de acciones: primero se producen los gruñidos, posteriormente muerden y finalmente vuelven a la calma. Cuando no se respeta ese orden o falta algún paso, el diagnóstico es más grave y, según el contexto, el perro es más peligroso.

Motivos que generan la agresividad canina

El perro es agresivo en determinadas circunstancias. Por ejemplo lo es con la llegada de gente desconocida (aunque sean perros muy dóciles con sus dueños) o cuando ciertas personas están fuera de la “zona acotada” que el controla.

Hay varios factores que influyen en la agresividad de un perro: el grado de socialización del animal, el género de éste, los antecedentes genéticos y la presencia de enfermedades. Además esta agresividad puede dirigirse solo con otros animales (peleas principalmente porque uno “invade” el territorio del otro) o con el ser humano (cuando la relación de dominación/sumisión no está claramente definida).

¿Se puede prevenir la agresividad canina?

Como decíamos al inicio del artículo, la agresividad canina no es un fin en sí mismo, por lo que hay técnicas correctivas para prevenir y arreglar estos problemas. Aunque lo más importante es la prevención, dándoles a los animales los valores apropiados desde cachorros.

1. Enseña a tu mascota a mantener la calma en todas las situaciones que podrían desencadenar su instinto de caza.

2. Socializa a tu mascota con otros perros y con otros animales desde cachorro. Haz que juegue con otros perros, gatos, conejos, gallinas, etc. No obstante recuerda que esta socialización no es permanente, requiere de una insistencia regular. Además no es extrapolable al resto de individuos. Es decir, que aunque tu perro se lleve bien con un gato no quiere decir que se vaya a llevar así de bien con todos los gatos del mundo.

3. Haz que tu perro se acostumbre a la presencia de niños y a sus ruidos. No existe un tratamiento específico para curar la agresión depredadora, pero es posible intervenir reforzando la autoridad del dueño sobre el perro. Para ello es importante enseñarle conceptos básicos de obediencia y que tenga claro que el “jefe de la manada” eres tú.

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